¿PORQUÉ CREO EN DIOS?

 En este camino de la vida, hay muchas veces que por todo lo malo que nos ha pasado dejamos de creer, podemos asistir a alguna iglesia, pero aun en el fondo de nuestro ser dejamos de creer, volvemos escépticos, y aunque hemos escuchado de milagros que han sucedido, igual dejamos de creer. Yo era una de esas personas; asistía a un a iglesia, hablaba de que había un Dios poderoso, pero muy dentro en mí dudaba si de verdad ese Dios en quien creía y a quien oraba era realmente poderoso.

Pero un día todas esas dudas se disiparon de mi mente, y eso sucedió hace 8 años cuando mi hija Flavia tenía solo 6 mese de nacida, le detectaron Displasia de cadera, donde nos decía que había que hacerle una cirugía, colocarle una férula de yeso por unos seis meses para que pueda caminar, la llevamos a tres especialistas, y los tres nos dijeron lo mismo, nos confirmaron el diagnóstico, y nos derivaron a la Clínica San Juan de Dios, de solo escuchar el nombre de la clínica una seria de imágenes pasaron por mi mente y mi alma se estremeció, pero tenía que ser fuerte y enfrentar la situación, se lo comunicamos a nuestros familiares, hubo preocupación en todos, nos contactamos con una en Lima para que nos ayudara con los contactos y sacar la cita en la clínica San Juan de Dios.

Llegó el día de nuestra cita, salimos de madrugada de Chincha, teníamos que estar a las 8 en la Clínica, llegamos, yo estaba nervioso, muy nervioso, entramos al lugar, mi corazón se quebrantó al ver a los niños que se atendían allí, sentía dentro de mí que no podía más, pero debía mostrarme fuerte para que mi esposa se sienta fuerte, pero cada pasillo que avanzaba daca niño que veía era aun más dramático, esperando en sala, mi esposa conversaba con una señora, le cuenta el porque de nuestra presencia en el lugar, la señora le decía que su hijo tenía lo mismo y lo operaron, que pasar la noche allí era bien feo, escuchar a tu hijo llorar y no poder hacer nada, emocionalmente yo no podía más, tomé a mi hija en brazos, no quería seguir escuchando más, le dije a mi esposa que caminaría por allí con mi nena, que me avisara  al celular cuando nos llamen para la consulta. Camine y camine con mi hija en brazos, caminé por varios pasillos, hasta que llegué a un pasillo donde no había ni una sola persona, ese pasillo se volvió mi refugio a mi desesperación y angustia, con mi hija recostada a mi pecho, me acordé que en la Iglesia a donde yo asistía hablaban de un Dios Poderoso, un Dios que hace milagros y prodigios.

Y fue así donde creo que hice una de mis oraciones más profundas y sinceras a Dios, y aunque por mis malos actos no tenía cara de pedirle nada a Dios, le dije muchas cosas  en oración, pero lo que recuerdo que le dije y me salió de lo más profundo de mí fue : "Dios mío tú que lo sabes todo y me conoces, si tú sabes que estoy preparado como padre para soportar una operación de mi hija y verla en esas condiciones, haz que la operen y que todo sea un éxito, pero si tú crees que emocionalmente soy débil y no soportaría ver a mi hija así, sánala por favor Dios mío, demuéstrame que eres un Dios que hace proezas". A los segundos me llama mi esposa que nos tocaba entrar al consultorio, entramos a ver al doctor, mi tía Loli nos acompañaba, una mujer profundamente religiosa, el doctor ponía cara de que algo era extraño, mi corazón latía a mil, revisó una y otra vez todo, nos dijo "echen a la niña en la camilla", la examinó no nos decía nada mientras la examinaba pero ponía cara de asombro, la termina de revisar, nos dice que la vistamos, El se sienta en su escritorio, y nosotros esperando que nos diga cuando la van a programar para su operación y él nos dice: "su hija no tiene nada", yo le digo: "como que no doctor, nosotros la hemos traído porque le detectaron ese problema ", el doctor me vuelve a repetir que no, que ella no tiene nada, yo le insisto que la vuelva  revisar, ... el doctor me responde con mucha calma y una paz que transmitía y me dice: "Créeme, su hija está sana, su hija no tiene nada, su hija hará su vida normal"...Cuando escuché la palabra "Créeme", sentí que algo dentro de mí decía: "tu hija ha sido sanada no es acaso lo que pediste?". 

El doctor seguía hablando, no escuché lo que decía, seguía escuchando a esa voz en mi interior que me calmaba y me daba paz, mientras veía como mi tía le besaba la mano al doctor una y otra vez en señal de agradecimiento... Y  es desde esa fecha que creo en Dios, no porque otros me hablaron de él, creo en Dios por lo que pude experimentar en mi vida. Mi hija tiene hoy 18 años, corre y salta con total normalidad.



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